
Destino: La Casa del Infinito
Cádiz. Dos plantas excavadas en travertino romano prolongan la arena de la playa, fundiéndose en la estampa estival con la que todos soñamos o, por lo menos yo. En tiempos de Coronavirus, proyectarte con los pies enredados bajo la arena húmeda, puede deshacer el nudo de esa bolsa que te asfixia.
La Casa del Infinito de Alberto Campo Baeza se diseñó para dar continuidad al mar Atlántico. “Es la obra más radical que hemos hecho”, confiesa el arquitecto. Una imponente caja de 20 metros de frente y 36 de fondo, donde darás con las dos plantas de la vivienda bajo los primeros 12 metros.
Quién me iba a decir que, encerrada en casa, sólo me relajaría pensando en esta plataforma desnuda de Zahara de los Atunes, que parece hecha para meditar. Saltar de mi cama al mar, o despedir el día -mojito de fresa en mano- protagonizando la foto de Instagram más deseada, es un imposible demasiado goloso (y legítimamente caprichoso). Maldito confinamiento. Bendita imaginación.
Marta
13 mayo 2020 at 15:33Oh que apetecible!!!!
Joseph
13 mayo 2020 at 15:35Fantástico Patrícia!
Isabel Minguez
13 mayo 2020 at 22:25Que preciosidad!! Y encima en Cádiz, que toda su costa es un paraíso!!!
Patricia Sañes
28 mayo 2020 at 17:20¡Total!
XOXO,
P.
elisabeth
14 mayo 2020 at 15:21Un sueño! justo ahí viviría yo 🙂